Culminar su vida es una responsabilidad fundamental, pues la inversa, ignorar las esperanzas que esperan en el fondo de nosotros, conduce a un desconcierto profundo cuando nuestra existencia llega a su término.

¿Entonces, qué perderíamos al arriesgar todo para alcanzarlo? ¡Nada! Muy al contrario ganaríamos todo. Evidentemente esto no es tan fácil, si no, todo la gente tendría  una vida plena y apasionante hasta el último día.

¿Quién es el piloto?

Para manejar su vida hay que identificar a quién queremos confiar la responsabilidad, porque en la realidad varios pilotos toman alternativamente el control.

El primero tiene como referencia su propia reflexión y limita el campo de los posibles a un horizonte acostumbrado. Entonces no hay esperanza  de lograr con él ir hacia nuevas marcas . Es inteligente, pero no interroga su corazón, único depositario de nuestras esperanzas las más profundas.

El segundo decide a partir de certezas del momento. Está seguro de si pero es impulsivo. Es conducido por las emociones y la falta de distancia lo extravía.

El tercero quiere actuar “en su alma y conciencia”. Tiene acceso a lo que espera su corazón y pone su inteligencia a su servicio. Una manera elegante de manejar su vida, porque el “alma” sabe a dónde podríamos ir, y la conciencia sabe dónde estamos y lo que debemos sobrepasar para lograr este nuevo objetivo.

¿Cuál es la responsabilidad del piloto?

Manejar su vida quiere decir sobrepasar lo que somos, para guiar a nuestro ser más lejos, hacia un nuevo desarrollo. ¿Sí pero cómo saber cuál es este “más lejos” puesto que no es todavía una realidad en nosotros?

¿Cuál es su referencia?

Es ahí cuando haber identificado el séptimo amor de nuestra vida va a ser precioso. Son los seres vivos o muertos de quienes admiramos la vida y las obras. Seres que poseen cualidades que quisiéramos adquirir, seres a los cuales quisiéramos parecernos aunque nos sentamos muy lejos o no dignos de ellos.

¿Cómo el piloto asume su responsabilidad?

Solicita regularmente una pausa, por lo menos una vez por año, para tomar distancia y hacer el balance:

• Evalúa las etapas atravesadas: mira de dónde viene y conoce la especificidad de su trayecto.
• Hace el balance de dónde se encuentra e identifica la carencia actual porque es lucido.
• Define su nuevo objetivo porque tiene el coraje de cumplir sus sueños.

Tiene el coraje de avanzar resueltamente, aunque lograr este objetivo le parece improbable.

Tiene 3 medios complementarios  a su disposición : los pensamientos, las palabras y las acciones.
Los pensamientos: propone  dirigir regularmente su espíritu hacia este séptimo amor, por el estudio de su vida, la lectura de lo que escribió o lo que alguien escribió sobre él.
Las palabras: incita a encontrarle si está vivo para solicitar consejos o pensar en él y hablarle interiormente si está muerto.
Las acciones: se anima, en cada circunstancias de la vida corriente a plantearse la pregunta: “¿Cómo este ser se comportaría frente a esta situación haciendo lo que sintió interiormente?

Con el grupo de personas que me rodean en el Centro de Alba, estamos persuadidos de la importancia que tiene dedicar un verdadero tiempo a este objetivo. Así hemos organizados estancias específicas para animar a todos a que sienten la importancia para su vida.

Estas jornadas se componen de momentos vividos en autonomía y en cierto silencio, propicio para hacer el balance de sí a sí. Diferentes momentos acompañados también son propuestos: tiempo de ayuda, de teoría y por supuesto momentos de convivialidad.

Informaciones : Agnès 06 61 18 94 14 / Jean 06 26 12 06 09.